También conocida como hidrocolonterapia, irrigación del colon o lavado o limpieza de colon o de intestinos, la hidroterapia de colon
es un método seguro y eficaz para la limpieza de los residuos orgánicos
acumulados con el tiempo en las parades de los intestinos mediante la
aplicación de una cantidad abundante de agua a diferentes temperaturas y
con una presión controlada en el intestino grueso.
Se utilizan una media de 20 litros de agua por sesión.
Esos residuos pueden acumularse en
nuestro colon y disminuir su acción muscular, conllevando problemas como
el estreñimiento o movimientos intestinales inadecuados que perjudican
nuestra calidad de vida.
Históricamente, los estudios antropológicos demuestran que las personas han purificado regularmente su cuerpo desde el antiguo Egipto, incluyendo la limpieza del colon,
aunque tal y como la conocemos actualmente se empezó a desarrollar a
principios del siglo XX. A finales de los años 20, ya había muchos
médicos que tenían sistemas para la limpieza de colon en sus consultas y
hospitales, y hasta principio de los años 30 aparecieron muchos
artículos relacionados con esta terapia en prestigiosas revistas médicas
y científicas. Sin embargo, con la II Guerra Mundial esta terapia para
la limpieza de colon prácticamente desapareció. Afortunadamente, en los
últimos años ha habido un resurgimiento del interés por las terapias
alternativas como un método natural para la salud y la importancia de
limpiar el colon ha vuelto a adquirir popularidad con equipos
tecnológicos más modernos y eficaces.
Aunque muchas personas puedan sentir
miedo o respeto ante esta terapia, la gran mayoría de ellos salen
tremendamente satisfechos, ya que desde la primera aplicación se obtiene una notable sensación de bienestar y ligereza orgánica,
aunque para lograr una limpieza de colon completa y un efecto
terapéutico profundo se recomienda realizar una serie de tres sesiones
de unos 45 minutos cada una.
Las recomendaciones para someterse a esta efectiva hidroterapia de colon
son simples: acudir casi en ayunas (habiendo tomado sólo líquidos como
té o sopa de miso) y con ganas de sentirse mejor. Después del
tratamiento se puede comer sin problemas y volver a la rutina con
absoluta normalidad, sin olvidar la importancia de mantener un estilo de
vida y alimentación equilibrada y saludable.