La Sonidoterapia está catalogada como una terapia vibracional y reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el año 1978. Utiliza el sonido de la voz y de ciertos dispositivos e instrumentos musicales con el fin de restablecer la armonía y la salud, promoviendo un desarrollo integral de la persona.
Por otro lado, aborda la salud física, mental y emocional y se vincula especialmente al crecimiento personal y al desarrollo de la dimensión espiritual.
Pitágoras
afirmaba que "cada cuerpo celestial, cada átomo, produce un sonido
particular debido a su movimiento, ritmo o vibración. Es más, todos
esos sonidos o vibraciones componen una armonía universal en la que cada
elemento, sin perder su propia función y carácter, contribuye a
la totalidad", lo cual incluye al cuerpo humano. Cada célula y
cada órgano de nuestro cuerpo, por tanto, vibran continuamente a una determinada
frecuencia. Y así, cuando un órgano está sano su frecuencia
vibratoria está en armonía con el resto del cuerpo; pero si esa
frecuencia se altera se rompe la armonía y aparece lo que conocemos
como enfermedad.
También sabemos hoy -por el principio de resonancia- que es posible modificar estas frecuencias alteradas a través de la transmisión de otras frecuencias. Y eso es lo que convierte al sonido en un proceso terapéutico capaz de abrir la puerta al equilibrio físico, emocional, mental y espiritual. Y es que merced al principio de resonancia, que el sonido de los cuencos de cuarzo y los cuencos tibetanos (metálicos) ajusta la vibración de la persona a la misma frecuencia
emitida por el cuenco, es decir, terminan ambos vibrando al mismo ritmo.
El
sonido de los cuencos de cuarzo y de los cuencos tibetanos, afecta de manera global
al individuo. Primero equilibra su cuerpo energético y los chakras (centros
de energía) y luego limpia el campo áurico. Además,
la vibración repercute en la columna que actúa como vehículo
de resonancia y se extiende a través del sistema nervioso a nuestras células,
tejidos y órganos. Esa es la razón de que la vibración producida
por los cuencos tenga la capacidad de disolver bloqueos en el cuerpo físico
y sutil así como de que se utilice en casos de contracturas musculares,
roturas y otros problemas óseos. La vibración de los cuencos resuena
y armoniza la estructura cristalina presente también en nuestro esqueleto.
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